La Glicina Betaína como Bioestimulante ante el Estrés Salino en los Cultivos
Los cultivos
agrícolas son vegetales altamente susceptibles a situaciones de estrés
abiótico tales como: estrés por bajas temperaturas (heladas, frío) y
estrés por altas temperaturas (calor), sequia, inundación, salinidad y
acidez del suelo. Cualquier estrés causado por condiciones desfavorables
en el ambiente activa una serie de respuestas en las plantas, desde
cambios genéticos y metabólicos para adaptarse, hasta cambios en la tasa
de crecimiento y producción. Los cultivos bajo algún tipo de estrés
durante su proceso de producción y desarrollo repercuten en pérdidas en
los rendimientos.
De los principales tipos de estrés abiótico, la salinidad es un problema
que se acrecienta en los suelos destinados a la producción agrícola,
especialmente las parcelas que son regadas. La FAO estima que una
tercera parte de las áreas de riego del mundo están afectadas por la
salinidad, además es un problema frecuente en zonas áridas y semiáridas.
Suelos con acumulación y presencia de sales como el sodio y el cloro
provocan mermas significativas en los cultivos debido al estrés que
causan en las plantas, pues los efectos de la salinidad de los suelos en
las plantas son diversos. Algunos de estos son: inducción al estrés
hídrico, aumento de la síntesis de etileno, pérdida de la turgencia de
las células, toxicidad de los iones específicos como sodio y cloro,
incremento en la producción de especies reactivas de oxígeno (ROS) y
disminución de la fotosíntesis. Además, las plantas deben realizar un
mayor esfuerzo para la absorción de agua.


Las plantas al
estar sometidas bajo un proceso de estrés salino inmediatamente activan
sus mecanismos fisiológicos para regular el potencial osmótico de las
células, especialmente para evitar la pérdida de agua y la entrada de
iones tóxicos. En este sentido, las plantas sintetizan algunos
compuestos orgánicos osmoprotectantes como la prolina, la
glicina-betaína, sacarosa, entre otros. Cabe destacar que solo algunas
plantas han desarrollado estas adaptaciones, mientras la gran mayoría de
las plantas de interés para el hombre no tienen la capacidad para
sintetizarlo y acumularlo.
Unos de los compuestos orgánicos más estudiados es la glicina betaína,
un compuesto cuaternario de amonio que se sintetiza y acumula en algunas
plantas superiores como respuesta a condiciones adversas como falta de
agua o alta concentración de sales en el suelo. La glicina betaína cae
en la categoría de solutos compatibles que forman un grupo de pequeños
metabolitos orgánicos que son fácilmente solubles en agua y no son
tóxicos a alta concentración.
La síntesis de la glicina betaína en la planta tiene como propósito
ajustar el potencial osmótico interno para compensar el potencial
osmótico externo y de esta forma evitar la pérdida de turgencia, es
decir, la planta disminuye su potencial osmótico interno acumulando
solutos a nivel de citosol y organelos para compensar el potencial
osmótico. Lo anterior ayuda a estabilizar las macromoléculas y ciertas
proteínas valiosas, y a mantener la integridad de la membrana celular en
las plantas.
La glicina-betaína es un compuesto que se encuentra presente en
bacterias, cianobacterias, algas, animales y varias familias de plantas.
Lo anterior ha motivado la obtención, síntesis y aplicación exógena de
este compuesto a cultivos agrícolas bajo condiciones de estrés abiótico.
Efectivamente diferentes pruebas, tanto en laboratorio como en campo
han comprobado que la aplicación exógena de la glicina betaína ayuda a
los vegetales a tolerar condiciones salinas (Cuadro 2), ya que protege a
las células de la deshidratación. Los estudios evidencian que la
glicina betaína actúa en la protección de la estructura de proteínas
extrínsecas del complejo fotosintético, en particular en el fotosistema
II. Además, la glicina betaína mantiene la actividad fotosintética
aumentando la conductancia estomática y manteniendo la actividad de la
Rubisco y la estabilidad de los cloroplastos. También las diversas
investigaciones proponen que existe una relación entre la glicina
betaína con nutrientes o fitohormonas, interactuando juntos para
conferir la tolerancia de la planta al estrés abiótico.
Aun cuando falta mucho por conocer sobre el papel de la biosíntesis de
la glicina betaína y la acumulación en diferentes niveles fisiológicos y
metabólicos, así como su interacción con nutrientes y fitohormonas, la
acción protectora de la glicina betaína es una alternativa para lograr
la tolerancia al estrés abiótico en los cultivos agrícolas.
La aplicación
de sustancias osmoprotectantes como la glicina betaína por sí solo no
solucionaran la tolerancia del cultivo a condiciones salinas, sino que
se requiere de un conjunto de estrategias de manejo para los vegetales
bajo condiciones salinas. Dichas prácticas consisten en: nutrición
balanceada del cultivo, uso de fertilizantes con el más bajo índice de
salinidad, ajuste del pH, bioestimulación del crecimiento radical de los
cultivos, riego eficiente, modificación artificial de propiedades
físico-químicas en aguas y suelos, entre otras.
Extraído de https://www.intagri.com/articulos/nutricion-vegetal/la-glicina-betaina-como-bioestimulante-ante-el-estres-salino - Esta información es propiedad intelectual de INTAGRI S.C., Intagri se reserva el derecho de su publicación y reproducción total o parcial.
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