Biosíntesis de ácido indol-3-acético y promoción del crecimiento de plantas por bacterias
INTRODUCCIÓN
Hormonas vegetales
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Estudios pioneros en el siglo XIX realizados por Julius von Sachs y
Charles Darwin demostraron que varios procesos
del crecimiento de las plantas estaban regulados por “sustancias” que se transportaban de una parte de la planta a otra (1). Más de un siglo después, se conoce que estas sustancias son pequeñas moléculas estructuralmente no relacionadas que derivan de vías metabólicas esenciales de las plantas. En general, estos compuestos están presentes en concentraciones muy bajas y actúan localmente, alrededor del sitio de síntesis o en tejidos distantes. En las últimas décadas se han ido identificando nuevas hormonas vegetales, que incluyen auxinas como el ácido indol-3-acético (AIA), ácido abscísico (ABA), brasinoesteroides (BRS), citoquininas, giberelinas, etileno, ácido jasmónico (AJ) y ácido salicílico (AS) (Figura 1). Las auxinas, citoquininas, ABA, etileno, ácido salicílico y giberelinas pueden ser producidas también por bacterias (2, 3, 4, 5, 6, 7). Estas hormonas regulan todos los aspectos de la vida vegetal, desde la formación del patrón durante el desarrollo hasta las respuestas al estrés biótico y abiótico (8, 9).
Una lista parcial de las respuestas de cada fitohormona se describe a continuación (8). El gas etileno promueve la maduración de la fruta, senescencia, respuestas a patógenos y al estrés abiótico. El AIA (auxina) regula la división y expansión celular, diferenciación vascular, desarrollo de raíz lateral y dominancia apical. El ácido jasmónico es una señal volátil que modula el desarrollo del polen y las respuestas a infecciones por patógenos. El ácido salicílico participa en el crecimiento y desarrollo de la planta, en los mecanismos de resistencia a fitopatógenos, y en respuestas al