Mitos y realidad de la nutrición foliar
La
fertilización foliar es una práctica común para aportar nutrientes
minerales a los cultivos, en especial en condiciones nutricionales de
suelo limitantes. Comparadas con las aplicaciones al suelo, la nutrición
foliar ofrece varias potenciales ventajas ya que aporta nutrientes
directamente al follaje -prescindiendo del suelo- por lo que actúa mucho
más rápido y evita pérdidas de nutrientes por lixiviación o
inmovilización en el suelo. Es así que la nutrición foliar permite
corregir o prevenir deficiencias nutricionales de manera rápida y
amigable con el medio ambiente. Sin embargo, así mismo hay potenciales
desventajas y riesgos asociados a esta práctica.
Entre las desventajas y los riesgos está
que una sub dosis de nutrientes puede no lograr la corrección de la
deficiencia en tanto que una sobre dosis puede quemar las hojas e
impactar en la producción. En la fertilización foliar la tasa de
absorción de los fertilizantes se ve afectada por factores tales como
condiciones medio ambientales, el tipo de sal fertilizante y, por
supuesto, el cultivo.
En su destacada charla magistral
ofrecida en la conferencia New Ag International de Nueva Delhi, el
profesor alemán Dr. Thomas Eichert, líder mundial en investigación sobre
nutrición foliar, aborda algunos de las incomprensiones o ‘mitos’ más
importantes en lo que a la aplicación de nutrientes minerales al follaje
se refiere.
Para optimizar la nutrición foliar se
requiere conocer los principios de la absorción foliar de nutrientes y
los
parámetros de control. Afortunadamente se han logrado considerables
avances en la comprensión de esos procesos y muchos conceptos y teorías
previamente aceptadas debieron ser abandonadas o al menos modificadas,
pero algunas de las viejas visiones aun permanecen enquistadas en la
mente de investigadores y productores.
MITO 1: LA FERTILIZACIÓN FOLIAR ES UNA ALTERNATIVA “NATURAL” A LAS APLICACIONES AL SUELO
En fertilización foliar, en tanto
práctica común, siempre se debe considerar que los órganos aéreos de las
plantas están diseñados más para minimizar el intercambio de materia
con el medio ambiente que para absorber nutrientes minerales. Por esto,
la superficie de las hojas está cubierta por una cutícula lipofílica más
o menos repelente de agua, la que resiste la penetración de solutos
hidrofílicos con nutrientes.
Por su parte los estomas están
protegidos contra la infiltración de agua líquida. Por tanto, el
principal reto es superar la barrera de la superficie foliar de modo que
los nutrientes sean absorbidos por las hojas a una tasa adecuada o lo
suficientemente alta como para corregir la deficiencia de nutrientes
pero lo bastante baja como para evitar el quemado de las hojas. El hecho
de que la absorción foliar de nutrientes por la superficie de la hoja
es un proceso puramente físico y gobernado por las leyes de la difusión
incrementa la dificultad.
MITO 2: LAS HOJAS ABSORBEN ACTIVAMENTE LOS NUTRIENTES FOLIARES
Al contrario de la absorción radicular,
los procesos involucrados en la absorción foliar son pasivos y por tanto
la penetración de nutrientes en la superficie de la hoja no es
selectiva. Esto significa que los nutrientes aplicados a la hoja
penetrarán independientemente de los requerimientos fisiológicos de la
planta. En este contexto es importante mencionar que la vieja y refutada
hipótesis ‘ectodesmata’ todavía puede ser encontrada en los actuales
textos de estudio y publicaciones.
De acuerdo a la hipótesis ‘ectodesmata’,
la extensión citoplasmática de las células epidérmicas de la cutícula,
donde se cree que participa activamente en la absorción foliar de los
solutos hidrofílicos. Sin embargo, posteriormente se demostró que la
ectodesmata era el resultado de errores experimentales.
La naturaleza pasiva del proceso de
absorción tiene una consecuencia importante: toda sustancia presente en
la superficie de la hoja penetrará en tanto haya una gradiente de
concentración a través de la superficie de la hoja como fuerza motriz de
la difusión. Sin la tasa de penetración resultante es muy alta e
incompatible con el metabolismo de la planta, el resultado será el
quemado de la hoja, un fenómeno frecuentemente observado en la práctica.
La eficacia de la aspersión foliar
enfrenta por tanto dos desafíos, por un lado una baja tasa de absorción
debida a las propiedades repelentes de la superficie de la hoja y por
otro una tasa excesiva provocada por el proceso de absorción pasiva. De
modo que el principal reto de la aspersión foliar es aplicar la dosis
óptima de nutrientes para corregir o prevenir deficiencias nutricionales
sin quemar las hojas.
MITO 3: LA CUTÍCULA ES LA ÚNICA VÍA DE ENTRADA DISPONIBLE
Desde que comenzó la investigación
mecanicista de la absorción foliar apareció evidencia que apuntaba a que
los estomas jugaban un papel importante en la penetración de la hoja.
Se observó que las tasas de absorción se correlacionaban con la
presencia, frecuencia o apertura de estomas. Por otra parte, era claro
que la infiltración a través del estoma de la solución aplicada a la
hoja no se producía por flujo de masas (a menos que la tensión
superficial fuera disminuida por un muy efectivo ingrediente activo en
la superficie).
Esta paradoja se resolvió cuando quedó
demostrado que nano partículas penetraban los estomas por difusión en la
superficie de los poros estomáticos y no por flujo de masas de la
solución. Se encontró que el porcentaje de estomas involucrados en
absorción foliar es frecuentemente pequeño en tanto que al mismo tiempo
la contribución cuantitativa de la penetración estomática a la absorción
total puede ser sustancial. La evidencia sugiere que en especial para
los nutrientes minerales los estomas pueden ser la vía de paso más
importante.
MITO 4: LA CUTÍCULA ES (SIEMPRE) LA PRINCIPAL VÍA DE ABSORCIÓN
La cutícula es piel inerte e hidrofóbica
que cubre la mayor parte del follaje de las plantas. La columna
vertebral de la cutícula es provista por un polímero tridimencional
formado de cutina en la que hay lípidos amorfos o cristalinos (ceras)
incrustados.
En tanto que los pequeños solutos
lipofílicos pueden penetrar fácilmente la cutícula disolviéndose en las
ceras y por difusión a través de huecos en la retícula de cutina, la
penetración de los solutos hidrofílicos tales como las sales minerales
fertilizantes, está fuertemente obstaculizada por su muy baja
solubilidad en la cutícula. Por ejemplo, la solubilidad de NH4NO4 en la
cutícula es más de 107 veces más baja que en el agua (estimada por el
coeficiente de partición de octanol agua), y estimaciones en base a
otras sales entregaron valores similares.
Sin embargo, las sales minerales
fertilizantes pueden ser absorbidas cuando se aplican a la superficie de
la hoja (sin estomas), indicando que el modelo de disolución y difusión
en la cutícula, el que es válido para solutos apolares lipofílicos, no
puede explicar satisfactoriamente la absorción cuticular de los solutos
hidrofílicos. Por esta razón se desarrolló el modelo de poros acuosos
polares. De acuerdo a este ‘modelo de poros’, el agua puede ser
absorbida por la cutícula y formar conjuntos acuosos internos.
Si se absorbe suficiente agua los
conjuntos pueden formar un puente acuoso dentro de la cutícula
lipofílica en el que los solutos hidrofílicos pueden difundir entre la
superficie más externa de la hoja y las células epidermales. Dado que el
estatus de hidratación depende del desarrollo de poros de la cutícula,
queda claro que la humedad relativa (HR) controla la permeabilidad. Se
ha demostrado que con una disminución de la HR de 100 a 90% decrece la
permeabilidad de la cutícula de peras por un factor de 10, y que con 50%
de HR la permeabilidad decrece aun más, por un factor de 100. De esto
se puede concluir que cuanto más baja sea la HR menor será la
permeabilidad de la cutícula. Bajo dichas condiciones la contribución de
la absorción estomática puede ser particularmente importante.
MITO 5: MIENTRAS MÁS HUMEDAD RELATIVA MEJOR
Frecuentemente se establece que una alta
HR favorece la absorción de los nutrientes aplicados a la hoja. Sin
embargo, esta presunción está generalmente basada en la intuición más
que en los hechos. Como se destacó más arriba, la permeabilidad de la
cutícula de hecho aumenta con el incremento de HR y también se podría
asumir que a alta HR la probabilidad de apertura de estomas así mismo es
mayor que a baja HR.
Por lo tanto, a alta HR la permeabilidad
de ambas vías de absorción foliar sería mayor que a baja HR. Sin
embargo, además de la permeabilidad hay otro parámetro que controla las
tasas de absorción foliar, como es la gradiente de concentración a
través de la superficie de la hoja. Esta gradiente es controlada por la
concentración de sales en la superficie de la hoja, la que a su vez es
directamente controlada por la HR.
La concentración de sales nutritivas en
los fertilizantes foliares aplicados generalmente no está en equilibrio
con la humedad de la atmósfera. En consecuencia la solución aplicada se
evaporará hasta alcanzar el equilibrio. Se ha demostrado que el
equilibrio de concentración de los solutos aplicados a la hoja depende
tanto de la HR ambiental como de la higroscopicidad del soluto.
El grado de higroscopicidad de un soluto
puede ser expresado por la HR sobre la que la sal se disuelve en el
agua absorbida desde la atmósfera. Este umbral de humedad es llamado
“humedad relativa delicuescente” (HRD) o “punto de delicuescencia” (PD).
Cada sal presenta un HRD específico constante a una temperatura dada.
La interacción entre HR y HRD del soluto controla si la solución
asperjada en la superficie de la hoja se secará (si HR < HRD) o no
(si HR > HRD).
Si la HR es menor que la HRD de una sal
determinada, la solución de esa sal se evaporará completamente dejando
una sal residual deshidratada en la superficie de la hoja desde la que
es imposible la absorción de nutrientes. Si HR = HRD, la solución salina
saturada permanecerá en la superficie de la hoja y la gradiente de
concentración a través de la superficie de la hoja estará al máximo. Con
HR > HRD la concentración de equilibrio de la sal disminuye de
manera constante hasta que en la saturación (HR = 100%) se alcance una
teórica concentración de cero.
La disponibilidad de nutrientes
dependerá de los diferentes HRD de las sales, lo que se incrementa en el
siguiente orden: cloro < nitrato < sulfato. Esto permite ajustar
la tasa de absorción de nutrientes resultante seleccionando el tipo de
sal de acuerdo a los niveles prevalecientes de HR. Los fertilizantes
foliares a menudo contienen compuestos adicionales tales como adyuvantes
u otras sales nutritivas. Lo que deberá ser considerado ya que esas
mezclas cambian el HRD de la solución aplicada.
La permeabilidad de la hoja y de la
concentración de sal sobre la superficie de la hoja son los dos
parámetros clave que controlan las tasas de absorción de nutrientes. Si
la permeabilidad de la hoja se incrementa al aumentar la HR, la
concentración decrece al incrementarse la HR, al menos por sobre la HRD
de la respectiva sal.
Este comportamiento antagónico
fundamenta que la suposición de que altos valores de HR llevan a una
alta tasa de penetración está equivocada. Los modelos de cálculo
muestran que las máximas tasas de penetración son generalmente
esperables a niveles intermedios de HR. A niveles intermedios de HR
tanto la permeabilidad foliar como la concentración salina en la
superficie de la hoja se encuentran en un rango intermedio y ninguno de
ellos cerca de cero.
A MENUDO UNA ALTERNATIVA VENTAJOSA A LA APLICACIÓN AL SUELO
En muchas situaciones la nutrición
foliar puede ser una alternativa promisoria y ventajosa a las
aplicaciones de fertilizantes al suelo. Optimizar la eficacia de la
nutrición foliar requiere al menos conocimientos básicos de los factores
que regulan la absorción de los nutrientes aplicados al follaje. Se
debe considerar que los procesos de absorción son exclusivamente pasivos
y gobernados por las leyes de difusión.
Eso sí que las plantas no tienen una
forma directa de controlar este proceso por lo que es muy importante
seleccionar cuidadosamente el tipo apropiado de fertilizante. Se ha
establecido que tanto la cutícula como los estomas son capaces de
absorber los nutrientes. Una diferencia importante entre ambas vías es
que la permeabilidad de la cutícula es altamente dependiente de la HR en
tanto que la vía estomática es probablemente menos afectada por cambios
de HR. Altos niveles de HR generalmente incrementan la permeabilidad de
la superficie de la hoja pero al mismo tiempo la concentración efectiva
de nutriente en la hoja es baja. Por tanto, altas tasas de absorción
son esperables a niveles intermedios de humedad relativa.
Para optimizar la nutrición foliar se
requiere conocer los principios de la absorción foliar de nutrientes y
los parámetros de control. El Dr. Thomas Eichert ha logrado
considerables avances en la comprensión de esos procesos gracias a lo
cual muchos conceptos y teorías previamente aceptadas debieron ser
abandonadas o modificadas. Lo claro es que en muchas situaciones la
nutrición foliar puede ser una alternativa promisoria y ventajosa a las
aplicaciones de fertilizantes al suelo.
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