viernes, 5 de marzo de 2021

La Glicina Betaína como Bioestimulante

 

La Glicina Betaína como Bioestimulante ante el Estrés Salino en los Cultivos
Los cultivos agrícolas son vegetales altamente susceptibles a situaciones de estrés abiótico tales como: estrés por bajas temperaturas (heladas, frío) y estrés por altas temperaturas (calor), sequia, inundación, salinidad y acidez del suelo. Cualquier estrés causado por condiciones desfavorables en el ambiente activa una serie de respuestas en las plantas, desde cambios genéticos y metabólicos para adaptarse, hasta cambios en la tasa de crecimiento y producción. Los cultivos bajo algún tipo de estrés durante su proceso de producción y desarrollo repercuten en pérdidas en los rendimientos. De los principales tipos de estrés abiótico, la salinidad es un problema que se acrecienta en los suelos destinados a la producción agrícola, especialmente las parcelas que son regadas. La FAO estima que una tercera parte de las áreas de riego del mundo están afectadas por la salinidad, además es un problema frecuente en zonas áridas y semiáridas. Suelos con acumulación y presencia de sales como el sodio y el cloro provocan mermas significativas en los cultivos debido al estrés que causan en las plantas, pues los efectos de la salinidad de los suelos en las plantas son diversos. Algunos de estos son: inducción al estrés hídrico, aumento de la síntesis de etileno, pérdida de la turgencia de las células, toxicidad de los iones específicos como sodio y cloro, incremento en la producción de especies reactivas de oxígeno (ROS) y disminución de la fotosíntesis. Además, las plantas deben realizar un mayor esfuerzo para la absorción de agua.
Efectos de las sales en los cultivos
 

Las plantas al estar sometidas bajo un proceso de estrés salino inmediatamente activan sus mecanismos fisiológicos para regular el potencial osmótico de las células, especialmente para evitar la pérdida de agua y la entrada de iones tóxicos. En este sentido, las plantas sintetizan algunos compuestos orgánicos osmoprotectantes como la prolina, la glicina-betaína, sacarosa, entre otros. Cabe destacar que solo algunas plantas han desarrollado estas adaptaciones, mientras la gran mayoría de las plantas de interés para el hombre no tienen la capacidad para sintetizarlo y acumularlo. Unos de los compuestos orgánicos más estudiados es la glicina betaína, un compuesto cuaternario de amonio que se sintetiza y acumula en algunas plantas superiores como respuesta a condiciones adversas como falta de agua o alta concentración de sales en el suelo. La glicina betaína cae en la categoría de solutos compatibles que forman un grupo de pequeños metabolitos orgánicos que son fácilmente solubles en agua y no son tóxicos a alta concentración. La síntesis de la glicina betaína en la planta tiene como propósito ajustar el potencial osmótico interno para compensar el potencial osmótico externo y de esta forma evitar la pérdida de turgencia, es decir, la planta disminuye su potencial osmótico interno acumulando solutos a nivel de citosol y organelos para compensar el potencial osmótico. Lo anterior ayuda a estabilizar las macromoléculas y ciertas proteínas valiosas, y a mantener la integridad de la membrana celular en las plantas. La glicina-betaína es un compuesto que se encuentra presente en bacterias, cianobacterias, algas, animales y varias familias de plantas. Lo anterior ha motivado la obtención, síntesis y aplicación exógena de este compuesto a cultivos agrícolas bajo condiciones de estrés abiótico. Efectivamente diferentes pruebas, tanto en laboratorio como en campo han comprobado que la aplicación exógena de la glicina betaína ayuda a los vegetales a tolerar condiciones salinas (Cuadro 2), ya que protege a las células de la deshidratación. Los estudios evidencian que la glicina betaína actúa en la protección de la estructura de proteínas extrínsecas del complejo fotosintético, en particular en el fotosistema II. Además, la glicina betaína mantiene la actividad fotosintética aumentando la conductancia estomática y manteniendo la actividad de la Rubisco y la estabilidad de los cloroplastos. También las diversas investigaciones proponen que existe una relación entre la glicina betaína con nutrientes o fitohormonas, interactuando juntos para conferir la tolerancia de la planta al estrés abiótico. Aun cuando falta mucho por conocer sobre el papel de la biosíntesis de la glicina betaína y la acumulación en diferentes niveles fisiológicos y metabólicos, así como su interacción con nutrientes y fitohormonas, la acción protectora de la glicina betaína es una alternativa para lograr la tolerancia al estrés abiótico en los cultivos agrícolas.

La aplicación de sustancias osmoprotectantes como la glicina betaína por sí solo no solucionaran la tolerancia del cultivo a condiciones salinas, sino que se requiere de un conjunto de estrategias de manejo para los vegetales bajo condiciones salinas. Dichas prácticas consisten en: nutrición balanceada del cultivo, uso de fertilizantes con el más bajo índice de salinidad, ajuste del pH, bioestimulación del crecimiento radical de los cultivos, riego eficiente, modificación artificial de propiedades físico-químicas en aguas y suelos, entre otras.

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